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Bibliotecas populares, parte de la historia de los pueblos

Y la luz nació bajo la forma de una biblioteca. Esta biblioteca popular de Colón, cuyo origen masón está íntimamente entrelazado con la historia de la ciudad, sigue haciendo apuestas novedosas que vale la pena conocer.

 

Ya un decreto firmado por Sarmiento en 1870, fundando la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, daba cuenta de la necesidad de los pueblos de leer. Lo que se le ofrecía a la gente que quería armar una biblioteca popular era pagar la mitad del costo de los libros que querían que se les compre. En ese entonces eran casi 2.000 bibliotecas, las mismas que hay hoy. Mandaban las listas a Buenos Aires con la plata que era el aporte monetario de los vecinos para comprar el catálogo inicial de libros. Esta iniciativa fortalecía el entramado social entre vecinos trabajando para el mismo fin. Una de las bibliotecas más activas de la provincia está en Colón y se llama Fiat Lux. Desde allí se propicia un particular concurso literario, se apoya a una escuela para crear su propia biblioteca parlante y una vez a la semana abre sus puertas a un grupo de hipoacúsicos. Entre sus anhelos se cuenta hacer del edificio un edificio amigable. Atendida por una familia de bibliotecarios, le han impreso un sello propio a sus actividades. Un matrimonio, su hija y su yerno le ponen el corazón a esta institución fundada por masones a fines del siglo XIX. EL DIARIO dialogó con Malvina Peralta, quien da cuenta de los orígenes de esta institución señera para la identidad colonense. “La biblioteca fue creada en 1876 por un grupo de masones. Al principio no tenía edificio propio así que funcionaba en la casa de los mismos fundadores. En el primer edificio que tuvo ahora funciona una confitería, aunque el edificio sigue perteneciendo a la biblioteca y tiene además en la portada un cartel que dice Fiat Lux, que quiere decir Hágase la luz”, se explaya Malvina. Desde 1933 tiene su edificio propio y en la esquina está la Llama de la Esperanza (una talla en un árbol). La biblioteca se administra con una comisión directiva compuesta por presidentes, secretario, tesorero. Tiene su salón de actos donde se presentan libros o se proyectan películas y desde sus comienzos participa de los hechos históricos de la zona. La inauguración de la biblioteca es un 9 de agosto, fecha que coincide con la fundación de la capilla De los santos Justo y Pastor. “El tema era que como eran masones no estaban en buenas relaciones con la iglesia –cuenta Malvina-. Ahora es bien visto que coincidan los dos aniversarios, hasta lo vivimos como una anécdota graciosa, pero en esa época fue una competencia feroz. Los que no querían ir a los festejos de la iglesia se refugiaban en la biblioteca”. La biblioteca empezó a funcionar con poquitos libros que eran los que donaban los propios fundadores. “Hoy pasamos los 50 mil volúmenes y los tenemos a todos informatizados por el programa que da la Conabip”, explica Malvina. Para definir el perfil del usuario apuntan a toda la familia, ya que basta con que un miembro se haga socio para que todos puedan hacer uso de sus servicios. “Generalmente, se enganchan primero los chicos, porque tenemos un rincón infantil bastante bien nutrido –detalla-. Hacemos muchas actividades con los chicos”. Otros usuarios frecuentes son los estudiantes universitarios. “Como queda en el centro, el espacio se aprovecha por los chicos que estudian en la misma manzana, magisterio, profesorado y turismo. Tenemos Wi FI gratis, electricidad para que carguen las computadoras. Vienen muchos investigadores que aprovechan los fines de semana largos y buscan material sobre la época de la colonia. Algunos aprovechan a hacer el contacto para que después podamos continuar la comunicación a través del correo electrónico”. CONCURSO LITERARIO. La Biblioteca Popular Fiat Lux es impulsora de un concurso literario que ya va por su tercera edición. Se trata de un concurso de cartas de amor, para el cual se convoca a un jurado muy sui generis, compuesto por un cartero jubilado, el que lleva las cartas, una chica que vende chocolates, porque el corazón se cura con chocolates; un médico, una escritora de poesía y una cantante romántica. “Empezamos la propuesta en familia –recuerda Malvina-. Mi mamá y mi papá son bibliotecarios, y mi esposo también es bibliotecario. Nos turnamos dos a la mañana y dos a la tarde. Consultamos las decisiones en familia”. El concurso se divide en dos categorías: adolescentes y adultos. “En el primero se prendieron más los adultos, en el segundo aparecieron los adolescentes. Hasta vinieron chicos de Hernandarias al acto de premiación”, comenta. El mecanismo es que el jurado hace una preselección, durante el acto se leen esas cartas preseleccionadas y el público vota. La primera vez se votó con una urna, la segunda votaron por Internet, a través del Facebook de la biblioteca. “De tener tres visitas semanales, una de las cuales era la mía, pasamos a tener 600”, ríe Malvina. Este año la convocatoria se lanza en el mes de agosto, para entregar los premios en octubre. El jurado también se renueva y estará integrado por los ganadores de las ediciones anteriores. APERTURA. “Una vez a la semana viene un grupo de hipoacúsicos a visitar la biblioteca. Yo estoy estudiando lenguaje de señas para comunicarme con ellos”, cuenta Malvina. A la hora de manifestar anhelos y materias pendientes, Malvina adelanta que están pensando en hacer más accesible el edificio. “La biblioteca tiene FM cultural, biblioteca parlante y siempre estamos capacitándonos. Nos estaría faltando un acceso más simple al edificio. Tenemos una rampa móvil, pero la tenemos que poner y sacar nosotros. Lo otro es que tenemos el salón de actos en el piso de arriba. Necesitamos que el edificio sea amigable”. PARA TODOS. La Fiat Lux estuvo haciendo las gestiones para que una escuela primaria contara con una biblioteca parlante. “Hecha por los chicos y para los chicos –describe-. En esa escuela tenían un alumno con baja visión en un jardín y como seguirá ahí su trayectoria escolar, propusimos al Concejo Deliberante que nos compraran una computadora y nos la dieron hace una semana y media”. Una vez conseguida la herramienta, todos serán parte de la propuesta, así es que se sumará a las cocineras que harán las voces de las brujas y los porteros harán de ogros. “Calculamos que va a ser la primera biblioteca parlante en una escuela primaria”, supone Malvina. Han participado también en las ferias de ciencias con un juego interactivo. “Este año es la primera vez que entramos y pasamos la primera instancia. Contamos la historia del libro interactivamente. Apoyamos a las maestras, llevamos el material y armamos el juego, ganamos la primera instancia y pasamos a la departamental”, se entusiasma Malvina, con un entusiasmo que contagia. Contagia las ganas de pensar que se puede organizar alrededor de una biblioteca popular las propuestas más inclusivas de la vida cultural de una comunidad.

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